Empezamos el curso.
La vuelta al cole se anuncia con distintos acentos. Para los niños, se mezclarán perezas y ganas, curiosidad y expectativas. Para los padres, la tranquilidad de volver a una rutina necesaria. Además está el capítulo de los gastos extra de inicio de curso. Y las reuniones informativas. Y la planificación de actividades complementarias, que la agenda de estos niños a veces parece la de un ministro.
Pues vale. Pero que no nos olvidemos, unos y otros, de lo más importante. Lo más importante es que la educación es un derecho y una oportunidad, pero tiene mucho de privilegio, pues no está al alcance de todo el mundo. Hay países, aún hoy, donde estar escolarizado, aprender a leer, a escribir, ya no digo acceder a una educación superior, es un sueño para muchos. Y por ese sueño hay quien camina millas todos los días. Hay quien aprovecha el tiempo con una intensidad que aúna esperanza y desesperación.
Por eso, cuando uno ve la displicencia y desgana con que muchos afrontan esta oportunidad, dan ganas de gritarles: ¡Vamos! ¡Espabila!
Es hora de ponerse las pilas, de tomarse en serio la educación y de creer en ella.
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